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En Costa Rica, en la CurriHuerta, la agricultura urbana es una herramienta de transición personal y

Durante el año pasado en Costa Rica, tuve ganas de ser voluntaria en una huerta urbana. Durante una visita a diferentes huertas urbanas de San José, descubrí la Currihuerta y dos de sus fundadores, Max y Fernando. Luego me acostumbre a ir a ayudarles en la huerta los jueves por la mañana.




La Currihuerta


En un barrio residencial de clase media/alta, está la Currihuerta. Al pasar frente a la huerta, quedamos sorprendidos por este terreno abierto sobre la calle, que contrasta con los portones y mallas que rodean cada casa. Además. la huerta esta llena de vida con una diversidad de plantas y de colores.




Historia del proyecto


Max y Fernando han creado desde hace casi dos años conjunto a otro amigo la iniciativa de crear una huerta urbana : la Currihuerta. Es una vecina del barrio que les dió la autorización para desarrollar un terreno que ella posee a la par de su casa. Sin embargo, les dejo claro que su hija iba a construir su casa en algunos años en este lugar. Los tres amigos aceptaron esta solución sabiendo la dificultad de encontrar espacios públicos libres en San José y sus alrededores.


« Hemos empezado este proyecto primero para nosotros […] Ahora, lo hacemos para ustedes»


Max y Fernando no estaban inicialmente destinados a estar con una pala en la mano, alabando los méritos del compost y la importancia de la permacultura. Max estudió la comunicación y Fernando el turismo sostenible. Es tomando progresivamente conciencia de las problemáticas sociales y ambientales y de la responsabilidad de cada uno de involucrarse para ser actor de la transición hasta lograr crear un mundo más sostenible. “Tener amigos con quien llevar a cabo este proyecto ha sido una gran fuerza”, me cuenta Max, “nos permitió crearlo juntos, compartir la experiencia y aprovechar las competencias de cada uno”. Se pusieron a leer mucho, a pesar de que según Max, “el aprendizaje ha sido más que todo empírico” y se capacitaron en fincas de permacultura en Costa Rica. Un día Fernando me cuenta : “hemos empezado este proyecto primero para nosotros, para aprender a cultivar nuestras verduras para nuestro propio consumo y no depender de grandes industrias agroalimentarias y de un modelo de agricultura que no nos conviene. Hoy lo hacemos para ustedes, para los voluntarios que llegan a aprender, lo hacemos con un objetivo pedagógico”. De una iniciativa personal, pasaron a una iniciativa colectiva, buscando crear un impacto más global. Además de la huerta, Max y Fernando buscan compartir su experiencia y conocimiento sobre la permacultura y la gestión de proyecto. Encontré por ejemplo Max dando un taller sobre huertas urbanas durante el Envision Festival*.




No hay transición colectiva sin transición personal previa


Un día, mientras estuvimos, con otros voluntarios, recolectando plantas de kale en la huerta, Fernando nos confesa : “no soy yo el maestro que les va a enseñar la agricultura, sino que cada uno de ustedes es su propio maestro, porque todos tenemos la agricultura adentro. La agricultura es la esencia del humano, observando, todo viene de manera instintiva”. Sigue diciéndonos que según él, se trata de “despertar lo que todos tenemos adentro”. Entonces, es un camino personal que se vuelve colectivo si más y más gente se inspiran a cambiar. Me recuerda el famoso “sea el cambio que quieres ver en este mundo” de Gandhi y pienso en una citación de Pierre Rabhi que me gusta mucho : “todo cambio implica un cambio personal, porque si el hombre no cambia por sí mismo, el mundo de lo cual está responsable no podrá cambiar de forma sostenible”.


¿Cúal impacto en la comunidad?


Max y sus amigos intentaron hacer de la huerta un lugar donde se reforzaran los lazos sociales entre personas del barrio. “Consideramos que es importante incluir a los vecinos, invitarlos a ayudar y organizar pequeños eventos. Por ejemplo, hemos organizado noches de fogata, proyecciones de películas en el muro de la huerta, visitas comentadas, entre otros ». Max me explica : “La estrategia es invitar a la gente a una actividad y que sepan que van a aprender algo nuevo. A la gente, le gusta saber que van a sacar provecho de este momento pasado con nosotros”. Añade : “también es importante que los más motivados se quedan para dar ganas a otras personas de participar. Por eso, hay que incluirlos en las decisiones de la huerta”. Max me cuenta que una gran cantidad de gente pasaron a ayudarles en la huerta, hubo mucha participación, sobre todo al inicio. “Vecinos llegaron a prestarnos material, darnos libros sobre la permacultura o ayudarnos a trabajar la tierra”, sigue diciendo : “Pero ahora que pasó la atracción de la novedad, solo quedan los más motivados y nuevas personas de pasaje. Hay que ser lúcido, la gente tiene otras preocupaciones en general”. Hoy, la participación de los vecinos se resume a traer su compost a la huerta, y Max lamenta las errores como el hecho de mezclar las pipas de coco con el resto de los residuos orgánicos por ejemplo. Hay que tomar en cuenta el contexto del barrio de la Currihuerta. Los vecinos tienden a ser bastante individualistas. Tienen una buena situación económica en general y no ven la necesidad de apoyarse en una red de vecinos y tomaron la costumbre de vivir sin conocerse. Entonces no se puede hablar de un impacto global sobre la comunidad del barrio. Sin embargo, ví a muchos voluntarios, con perfiles muy variados ayudando en la Currihuerta y eso les a permitido evolucionar al nivel personal. Entre ellos, un chico que estudió ingeniería ambiental hasta darse cuenta de que estaba aprendiendo a defender un modelo que no coincide con sus principios de ética ambiental, por lo que busco entonces involucrarse paralelamente a sus cursos, para ver como podía tener un impacto positivo en el planeta. Otro es cocinero y quiere saber más sobre agroecología porque le parece apasionante, aunque por el momento, no tiene un proyecto en mente. Una chica, que ya siembra en su casa, está aquí para aprender más sobre permacultura.




*Envision Festival :

este festival tiene lugar todos los años en la costa pacífica de Costa Rica. Es un festival “transformacional” : además de conciertos, lo que busca la gente es vivir una experiencia humana única que transforma su visión del mundo, trata mucho sobre las relaciones interhumanas. En el Envision, dan charlas para reflexionar juntos sobre un mundo más sostenible, la práctica del yoga, y la meditación…


*Si desean conocer la otra iniciativa de huerta urbana iniciada por Max y Fernando :

-La Lía, de un basurero a una huerta urbana


*Algunas fotos fueron tomadas en la página Facebook de CurriHuertas


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